Y es ahí, en la que llaman la cuna del fútbol, ahí, en el norte de Londres, donde se encuentran dos equipos, dos familias, cuya fortaleza todavía no ha sido perjudicada.
Si amigos, hablo del Arsenal y del Tottenham. Dos equipos que viven una segunda juventud, tras malas épocas que hacen que me sienta viejo, apenas empezando la veintena. Dos equipos que por malas decisiones, planteamientos o simplemente negación para conseguir objetivos, se situaban desaparecidos en los radares, y aún así, esta temporada, están volando en primera clase.
En estos casos la confianza a depositar en los guías para los proyectos, es vital. Estos son dos ejemplos de que no es necesario, obviando excepciones, apostar por entrenadores de renombre. Ni Ange Postecoglou, ni Mikel Arteta nacieron con esos conceptos, se han hecho como técnicos y están desarrollando trabajos de gran nivel. Para empezar el español, llegó al Emirates con un equipo roto, sin ambición, y peor aún, sin ilusión. A base de esfuerzo y trabajo, más allá de lograr una idea de juego atractiva y eficaz, ha encontrado un estilo de vida. La diferencia con aquel primer Arsenal, está en las caras de los jugadores que visten la elástica ‘Gunner’. Sí, está ahí, en las sonrisas. ¿Qué otro entrenador se hace con un labrador, le llama Win (victoria en inglés), para mantener el ánimo y el espíritu ganador? Ya te lo digo yo, ninguno.
Por otro lado, el técnico greco-australiano ha caído de pie en los ‘Spurs’. Una delicia por la que me empiezo a hundir en una debilidad. Me reitero, no hablamos solo de fútbol dentro del campo, hablamos también de las sensaciones que se proyectan en el equipo, el staff y sobre todo en la afición. Postecoglou, dio con la tecla en verano para firmar uno de los mejores mercados del Tottenham en los últimos años. Fichando jugadores, con menos bagaje que otros, pero que se adaptan a su idea y a los valores del club. Dos proyectos que están por consolidarse, pero cuyas posibles trayectorias ya me hacen disfrutar.
Por eso amo tanto la Premier, por su evolución cada temporada, por los años de sombra que, con un click, quedan en el olvido. Estos dos eternos rivales, el famoso derbi de Londres, han llegado, están aquí, y sinceramente, me temo que no será una estancia fugaz.