El arte de defender pertenece a Italia. Con permiso de selecciones como Argentina o Alemania, me doy el lujo de soltar este ‘fact’. El famoso ‘Catenaccio’ nos ha dado mucho. Concretamente en esta era moderna, hemos podido disfrutar de unos de los mejores trios defensivos, la ‘BBC’ de Massimiliano Allegri.
Leonardo Bonucci, Andrea Barzagli y Giorgio Chiellini. Tres centrales de casta. Tres defensas de raza italiana, imperiales. Tres tipos con pasado, presente y futuro en la historia de los defensores. Son pilares de la historia reciente de la Juventus de Turín, cimientos que, junto a Buffon, ayudaron a conseguir logros como los 9 Scudettos seguidos. Pero como en todo, tres son multitud.
Andrea Barzagli es el olvidado de estos tres. El que se fue antes, el callado, el menos mediático. Sin embargo, a mi siempre me pareció el más completo. Un central que destacaba por su gran capacidad para leer el juego, anticipar las jugadas del rival y por ser duro pero limpio. Su estilo de juego se caracterizaba por su solidez y fiabilidad en la línea defensiva. Barzagli se hizo un hueco en el ‘Hall of fame’, no solo de la Vecchia Signora, también de Italia. Disfrutó de una carrera profesional duradera. Su longevidad en el fútbol profesional es un reflejo de su ética de trabajo y su compromiso con el juego.
Este olvidado del Catenaccio, es una figura que merece un lugar destacado en la historia del fútbol italiano y mundial. A lo largo de su carrera, este sólido defensor demostró ser mucho más que un simple eslabón en la tradicional cadena defensiva italiana. A pesar de que su nombre a menudo quedaba en segundo plano frente a otras estrellas del deporte, su impacto en el campo de juego y su influencia en equipos de renombre, como la Juventus y la selección italiana, no pueden ser subestimados.