Hasta ayer la selección francesa arrastraba su peor racha, desde estar bajo las órdenes de Didier Deschamps. Cuatro partidos sin ganar, frente a rivales sin etiquetas de favoritos para grandes títulos. La prensa francesa se echó encima del seleccionador, que pidió tiempo para que los nuevos jugadores se fuesen aclimatando. Se le puso precio a la cabeza de Deschamps, quien ayer hizo que muchos se arrepintiesen de ello. Victoria por dos goles a cero ante la Austria de David Alaba, que demuestra que Francia está a punto para el mundial.
Creo que en Francia se es demasiado crítico, una vez que llegas a la excelencia no puedes bajar de ella, si lo haces te crucifican. Francia logró la gloria en Rusia, firmando un torneo impecable. Después se hizo con la Nations League en 2021, ganando a España en el Giuseppe Meazza. Y ahora en el último parón, en junio, demostró su peor nivel, con dos empates y dos derrotas. No quiero justificarlo, pero estoy de acuerdo en que todo equipo que sufre una “revolución”, como lo denominó el seleccionador, necesita un periodo de adaptación para los recién llegados.
Jugadores como Tchouaméni, Koundé, Clauss, etc., cada vez son más titulares, y los Kanté, Lloris, Pogba (en este caso por lesión), son bajas más recurrentes. Todos los equipos tienen fecha, ya ha pasado con Alemania o Italia, por ejemplo. Francia se ve renovada, en los últimos años los talentos que salen de las canteras galas son más físicos, te hacen recordar a la Francia del 2000 que ganó la Eurocopa, con tanta superioridad. La nueva generación francesa produce terror a los equipos rivales. Además de jóvenes la mayoría ya son estrellas o jugadores clave en sus equipos, y para un torneo de estas dimensiones necesitas esa clase de jugadores que te diferencian del resto. Nkunku, la nueva sensación, Griezmann, que recupera su nivel a pasos agigantados, Dembélé, un mosquito transformado en un avión, y por supuesto, el jugador destinado a ser de los mejores delanteros de la historia, Kylian Mbappé.
Un equipo plagado de estrellas, que pueden unir fuerzas para arrasar o pueden fracasar en el intento. Pienso firmemente que la primera opción es la más realista y estoy convencido de que después de tres mundiales, Francia acabará con la maldición del campeón. ¿Serán capaces de repetir en Qatar?