Adriano, el emperador brasileño que conquistó. Italia en una temporada. Cualidades físicas y técnicas de crack. El ex delantero brasileño que dejó una huella duradera en el Inter de Milán y en la Selección de Brasil. Éxito en el campo que chocó con sus luchas personales fuera de él.
Durante su carrera, Adriano jugó para varios clubes importantes en Europa y Brasil, pero su paso por el Inter de Milán, en particular, es recordado como uno de los más destacados de su carrera. Comenzó en las categorías inferiores del Flamengo, uno de los clubes más grandes de Brasil. Después de hacerse un nombre en la escena brasileña, fue transferido al fútbol europeo en 2001, fichando por el AC Parma. Allí, Adriano impresionó a todos con su habilidad para marcar goles, anotando 23 goles en 37 partidos en todas las competiciones durante su primera temporada.
Sin embargo, fue en el Inter de Milán donde Adriano realmente alcanzó su potencial. Fichado en 2004, rápidamente se convirtió en uno de los jugadores más importantes del equipo. En su primera temporada, Adriano anotó 28 goles en 40 partidos en todas las competiciones, lo que ayudó al Inter de Milán a ganar la Serie A, la máxima categoría del fútbol italiano, por primera vez en 17 años. Su segundo año corroboró el nivel del brasileño, ayudando al equipo a revalorizar su título de Serie A y de Copa Italia. (Teniendo en cuenta que los títulos de liga de 04/05 y 05/06 fueron revocados a la Juventus por la manipulación de partidos)
A pesar de su éxito en el Inter de Milán, la carrera de Adriano comenzó a declinar a medida que lidiaba con problemas personales y lesiones. El fallecimiento de su padre fue clave. Entró en un bucle de depresiones que le llevaron a olvidar el fútbol. Volvió a Brasil a desconectar. Y en su regreso a Europa, en concreto a la Roma, nada era lo mismo. Lesiones y problemas con el peso lo llevaron a retirarse en 2016.
Aunque su carrera fue breve y tumultuosa, Adriano sigue siendo recordado por los aficionados del Inter de Milán como uno de los mejores delanteros en la historia del club. Un jugador que recordaba al mejor Ronaldo y que apuntaba a marcar una época. Su habilidad para anotar goles y su presencia física en el campo lo convirtieron en un jugador formidable, capaz de intimidar a los defensas rivales.